Si existes dame una señal,
déjate de alquímias,
hazme saber que más allá
de la falsedad de los demás,
las apariencias perdidas
y la hipocresía de los idiotas
me esperas.
Cuántas veces te he llegado a pensar,
cuántas veces me ignoras,
cuántas veces me dejas ver
esta manzana podrida
de negro oscuro.
Si existes dímelo,
no pretendas que te intuya.
Dejémonos de acertijos
y adivinanzas banales
pues he dejado de intentar creerte.