divendres, 20 de novembre del 2015

Sonrisa de nieve





Se deshace la vendetta del pequeño otoño desaliñado con los gemidos fríos de la gélida postura de la moralidad. Jugando a desgranar la verdadera frialdad del humanismo de los perdidos, descansa el que rabia entre los mayores figurantes del trabajo más cultivado. No hay dolor cuando se agregan los segundos de más en la grajea del volador pero se echan tierra los que carecen de las virtudes vituperadas.


De la caja de sentimientos húmedos se disgregan los rincones que se pierden en la búsqueda del yermo y su caminante. No me destruyas la poca fragilidad que te regalo pues no es menos quien sostiene que la persona que se niega a ser incongruente cuando suena la tormenta.


Se sabe que al acontecer la misma legitimidad del río, salen los tramposos al margen de los que serenan el placer mediático de la desigualdad entre preguntas. La noche sabe enfriar cuando calla porque no se lo piden. Faltar a la verdad resulta postrar mensajes en el aire frío. ¿Sienten los sedientos el silencio sobrio de la sedentaria y suculenta soledad insinuada entre silbidos santiguados?


Las condiciones yerman desde la frígida y bohemia jerarquización. El veto de la sinrazón persigue a la maloliente crudeza del poeta sin dedos.

Es el momento de enfrentarse al invierno con la sonrisa de nieve.