dilluns, 2 de febrer del 2015

Entre dos palabras









Olvidé que la mandrágora en su calor no deja pintarse de negro cuando sedienta de desvarío ornamenta curando lo más despreocupada posible sin querer hacerlo. Olvidé figurarme que más allá del quejido está la luz y que la fuerza tórrida de una fragancia brava sabe bombearse por sí sola sin municiones calibradas.


El juego ha empezado sin haber dado luz verde a este vaivén de emociones descontroladas. Recojo las lágrimas que no saben caer solas e imagino siluetas que han olvidado protegerme. ¿Dónde estáis ahora? ¿Qué se fragua entre vuestros huecos? Sabe Dios que el cafetal no se desecha por una única helada.


Este camino lleno de piedras se ha hecho muro, alto y satírico, con pocas ganas de ser derribado. No pienso irme con las manos vacías después de caminar por esta huida desesperada. Las ideas tienen un precio cuando se escuchan y aunque parezca romperse a pedazos la pared, es sólo una mirada al oasis de la esperanza que parece podrida.


El nudo es tan perfecto que hunde la hierba en el fango y atraviesa la tiniebla más allá de las palabras mudas. Duele saturarse a estas alturas con el vuelo de Peter Pan a medianoche mas ya soy yo mismo el que se cuestiona el significado de la palabra libertad. No saben los demás el calvario de la vulgaridad y la prepotencia en un sinfín de rituales continuos sin freno de mano. Se nubla la esperanza cuando la creía dibujada.


Entre dos palabras puedo levantarme cuando las demás ni siquiera saben que me he caído. A ellas me aferro.