dissabte, 29 de gener del 2011

Buenos días, poeta



Silencio.
Las sábanas duermen.
La calle despierta poco a poco.
Bostezan los pájaros del tejado.

Lunes.
Zarandean los ojos la mañana.
Pasean mis manos poco a poco.
Berrea un reloj desafinado.

Pienso.
Desguazo la semana en el segundo.
Molesto la pereza poco a poco.
Buenos días, poeta.

divendres, 28 de gener del 2011

Abril de arena



Escribo sobre el agua,
junto a un palacio derrumbado
y una tortuga que todavía sigo esperando
mientras un pequeño terremoto
aprende mi nombre.

Se arranca el sol la chaqueta,
ya dejó de llorar la mañana.
Se van desviando mis ojos a la guitarra
y se remueven pensamientos impuros que dormían.

Tú y el espejo




Mira Pedro, las cosas no pueden seguir así. Tú has sido siempre un luchador y has ido superando todos y cada uno de los problemas que la vida te ha ido poniendo por delante. Recuerdo que más de una vez se te veía tan desanimado que no parecía haber ningún remedio para tus penas. Pero tú, valiente, sensato y emprendedor como siempre has sabido salir airado de tus problemas. Más de uno se estará muriendo de envidia por todo lo que has conseguido así que esto no puede hundirte una vez más. 

Pedro, si tienes que llorar hazlo, no serás menos hombre por eso. Deja que te mire bien. Seguro que tus padres estarían muy orgullosos de todo lo que has conseguido a méritos propios.  Eres atractivo, amable y sonríes cada vez que la vida parece querer jugar al escondite contigo. ¿Piensas que jamás podrás salir de ésta? ¿De verdad lo piensas así? Anda y levántate, ponte bien guapo, coge la camisa que tan bien te queda, los pantalones que te regalaron para tu cumpleaños, la chaqueta americana negra que tantas veces ha gustado a todas las chicas bonitas del pueblo y sonríe como tú sabes. Lucha con todas tus fuerzas, como siempre lo has hecho  y sigue adelante. Una vez me dijeron que la vida es una mesa y los problemas un juego que ponemos sobre ella mientras tiramos el corazón que es el dado. Es algo complicado de entender pero te prometo que tú eres de los que siempre acaban con un seis y avanza con ímpetu hacia adelante. ¡Hay Pedro, qué débiles somos los humanos a veces!

Mírate. Tienes los ojos rojos de tanto llorar. Pareces un río que se está secando de tanto regalarle al mar espuma. Eres un sobreviviente, eres un templo griego con tanta fortaleza que millones de años después todavía se puede admirar. Levántate como siempre lo has hecho, pega una patada a esta piedra que te ha hecho tropezar, sécate las lágrimas, sal a la calle y demuéstrate de nuevo que tú vales mucho, que eres humano y los humanos cometen errores. Pide ayuda si hace falta y escucha los consejos de los que te queremos. Deja tu orgullo a un lado, aunque sea solo por esta vez y vuelve a conquistar las calles y a remontar tu vida. Pedro, ¡figúrate si tienes cosas por hacer todavía!  La vida no se ha acabado aquí. Jamás sientas más de lo que el corazón le permite a la mente -que a menudo es mucho. Siente lo que la vida te ha preparado y no busques más allá. Pedro, sonríe que tienes una sonrisa preciosa y ahora levántate que te esperan para que te demuestres lo que vales.

Pedro dejó de hablar consigo mismo en el espejo, se secó las lágrimas, se levantó de la cama y dejó la habitación vacía mientras se dispuso a seguir sus propios consejos.

dissabte, 22 de gener del 2011

O meu fado



De un lado para otro camina Amália saboreando lo que los demás no saben ver como dijiste; saudade de palabras castigadas por la belleza de una verdad vista desconocida. Vida de imágenes suspirando por voces lusas de la Alfama más liboeta, de Florbela Espanca emocionada en las puertas de un bienestar descabellado que no deja cerrar los ojos de corazones descubriendo el sentido de emocionarse. Lo que jamás desearon los perdedores desde su alegre aventura hacia el conocimiento galopante sin guitarras portuguesas. Deja que me apiade de unas voces desgarradas, de una triste alegría con nostalgia por las calles de Cascais con el reflejo lejano del Tejo balanceando un imperio de memorias y negros trajes entre el tumulto de un público callado por verte, sentirte y  escucharte. 

O meu fado por el pueblo que lava el río bajo la sombra en blanco y negro de un pasado fadista entre siglos y secretismo analfabeto al escribir más allá de lo superficial en apariencias absurdas entre desiguales. Mi fado de corazones para Maria en un vinho amargo de la espera, en un brazo dado entre figuras excelsas decoradas por la belleza de un sonido creído negro pero idealizado por un blanco oscuro. La voz del fado como la luz en la cruz de la más agónica guitarra acariciada entre manos de pescadores enamorados de Rita jurando lágrimas por un pasado convertido en utopía. La amargura de lo que sabe tierno al escuchar un fado entre claveles por balas de canciones casi muertas mas abriendo puertas vencidas girando la morería una y otra vez entre sonrisas tristes y sollozos cantados por las siete colinas. No se puede describir lo que una nota fadista puede llegar a mover entre los presos de vestidos rigurosamente negros sobre un tablado pequeño y unas manos que saben esculpir saudades en el aire. 

Agora con agua y miel, tristeza con pan y a través de mi voz vuelve a falar o meu fado. No puedo dejar de chillarle a mi alma que me diga hacia dónde voy entre las rosas del perfume tan desojado de mi jardín, vociferando unos fados rotos en los tranvías fantasmas de Obidos. Apenas descubro el secreto más fondo y más puro en una canción premeditada por un sentido regalado de todo cuanto nuestro amor quiere llegar a saber del alma de nuestra tierra. O bacalhau de ondas sagradas que me deja bajar sus aguas y darle um beijo suspirado. Déjame que te escuche con mi desguazado berrinche de un sol cayendo sobre las aguas del mar inmenso donde se une la voz de un Portugal antiguo llamando por Camões una epopeya bailada entre poemas de diez versos que saben producir el espíritu del más inocente poeta lusitano. Tenebroso el Minho cuando Lisboa anochece y se realzan las paredes con janelas en una casa portuguesa a la voz de un fado.

No le preguntes a María por el dolor que le tortura sin razón pues se le pierde el amor al querer por las calles una saudade. Ni el olor del fado conoce dónde muere la suerte ni adivina el castigo de las horas en que el amor viaja con el viento y el miedo de una ansiedad entre la lluvia del olhar sonríe palabras de Porto. Ya me dejó como si mandasen las palabras y se mojase el desierto con un fado a la luz de la poca ausencia de unas velas. 

¡O meu fado  de dulces puentes y recuerdos enganchados!

Gracias por tus pequeñas verdades cuando escuchas la mañana y la sombra del aire. Mi fado es el futuro que enamora mi pasado. Sin ti se mueren sin pena mis recuerdos.

divendres, 21 de gener del 2011

Arriesgando

Y llegó el momento. Gabriel es tonto, Gabriel es un cobarde. La noche anterior no había dejado de tener pesadillas una tras otra. En el colegio la profesora le había llamado la atención porque no había hecho los deberes, algo impropio en él. Por más que le había preguntado no le había dicho la verdad. La señorita Alicia era muy buena y siempre lo trataba como si fuese su favorito. Sentía no haberle dicho lo que le pasaba. Y ya había llegado la hora. 

El olor a cloro y el ruido de los demás riéndose de sus complejos no le molestaba tanto como los otros días. Había decidido que sería hoy. Se puso detrás de Martina. Todavía quedaban dos más delante de ella por saltar. No sabía por qué pero no sentía miedo. No sabía por qué pero creía estar confuso y ensimismado. Cuando menos se lo esperase llegaría su momento. No quería impresionar a nadie ni tan siquiera a su profesor Hernán de quien todas las niñas hablaban muy bien a pesar de los doce piercings que llevaba. Nunca es tarde para resucitar y sentir lo que sentíamos antes de refugiarnos en la idea de arriesgar. Gabriel estaba acostumbrado a la comodidad de ser así pero hoy había llegado el momento. Había algo que cambiar y no sabía a ciencia cierta el qué hasta que sonó el silbido para despertarlo del sonambulismo de aquella tarde. Era el momento. 

Gabriel cerró los ojos y sin saber cómo, sacó el coraje para saltar al agua de la piscina. Se agarró al palo que Hernán había puesto a unos metros de donde había caído y todavía tosiendo y con la nariz llena de agua sonrió a todos los anonadados. Por fin había saltado. Había saltado y lo más importante: lo había conseguido.

dissabte, 15 de gener del 2011

En círculo

Surgen.
Duelo en penumbra.
Utopía.

¿Salida?
Fíjate bien,
la luz parpadea.

Valiente.
¡Sigue el juego!

Irónico.
No hay ganador,
quedan recuerdos.

divendres, 14 de gener del 2011

Sortint

Deixa d'enflairar la meva veu
amb mentides de quitxalla.
Un poeta denerit sap
néixer dues vegades.

Des de la cura de l’eufòria
i la cadira trencada de l’espera,
avui he après a no mirar-te.
La neu calenta.

dimecres, 12 de gener del 2011

¿Dónde está mi mamá?

¡Qué frío hace! ¿Dónde estarán mis hermanos? ¡Quiero volver con mi mamá! Un ruido. ¿Dónde estaré? Todo está lleno de hierba mucho más alta que yo. Voy a intentar ponerme de pie. No puedo, todavía no domino mis cuatro patas. No recuerdo cómo he llegado aquí. Hay muchos árboles y hace mucho viento. Qué frío sienten mis patitas…tengo hambre. Quiero volver con mamá. Voy a intentar salir de esta bolsa blanca. Si no puedo, mis ojos no pueden abrirse del todo. Tengo tantas legañas que no me dejan ver bien lo que me rodea. ¡Cuántos árboles! Espera, ahora no sé si son árboles o hierba…me encuentro mareado. No puedo respirar. ¡Tengo tanto frío! Voy a intentar chillar a ver si alguien me saca de aquí. No puedo, mi boca está tan helada y mi cuerpecito tan cansado que no me sale la voz. Venga, tú puedes hacerlo. No puedo, imposible. ¿Dónde estaré? Solo recuerdo el sonido de unas voces que parecían chillar y un golpe seco. Parece que empiezo a recordar algo. Venga, voy a seguir intentándolo. Un golpe, chillidos, una bolsa…no puedo pensar con tanto frío. Creo que está anocheciendo. Yo quiero que venga mi mami. ¿Qué hago aquí tan solito? Siento ruido.
-          Papá, hay una bolsa que se mueve… ¡Es un gatito! ¡Pobrecito, lo han abandonado!
-          No lo toques, puede estar enfermo. Déjame ver… ¡Por el amor de Dios! ¡Es un cachorro! ¡Qué poco corazón tienen algunos! Tiene las patitas y la cara llena de sangre.
-          ¿Lo han intentado matar, papa?
-          No lo sé. Lo han abandonado y lo han metido en la bolsa hasta que se muera.
-          ¿Podemos quedárnoslo? Por favor papá. No nos podemos ir y dejarlo morir aquí. No me voy hasta que me hagas caso.
-          De acuerdo María. Por el amor de Dios, pobre animal. Voy a cogerlo con mucho cuidado y lo llevaremos a casa.
-          Pobrecito. No te preocupes. Te llamaré Rasputín y te cuidaré mucho, mucho, mucho.

dissabte, 8 de gener del 2011

Música para Isa


Te recuerdo con buen humor. Te recuerdo descubriendo las cosas más simples a mi lado con una sonrisa enorme de corazón a corazón, con esas ganas pícaras por aprender lo que debe ser compartido. Recuerdos de tu infancia: inseguridades de la edad y ganas de no perder a los que caminaban contigo. Verbi gratia, caminar de tu mano con pasos cojos de princesa para cuentos de hadas y dragones mimosos fue simplemente un regalo. Todas tus intenciones de superar a la más diva de la música y tus dotes interpretativas frente a una cámara que tantas veces te hizo protagonista… Eres tan especial que la más paupérrima magia resurge contigo de sus cenizas. Se hizo justicia al coronarte como la más bonita. Tu banda blanca, tu savoir faire  y tu impulsiva delicadeza nos sigue cautivando. Sabemos que los ángeles existen los que te conocemos. Tu canto a la libertad supera a los que no saben ver sin palabras. Cogito, ergo sum. ¡Cómo me río yo de los filósofos al saberte!
Entre la hojarasca empezó la vida adulta a repetir tu nombre. La puerta se abrió sin quejidos. Una universidad, los ánimos y un café que no dejaba de ser zarandeado. Tu sonrisa me convenció. Habías ganado aparentemente. Dicen que cada maestrillo tiene su librillo. Tu enciclopedia es una imaginación superlativa. Supe entonces que la princesa sería reina. Me sentí tan orgulloso de ti que empecé a respetarte más todavía. Has aprendido a lo largo de los años a no tirar piedras sobre tu techo de cristal. ¡Cuántas veces no te habré sentido yo como hermana! Sólo los ángeles tienen derecho a saber volar como lo haces tú.  Y vuelvo a recordar tu sonrisa contagiosa como una plaga de dibujos animados frente a los ojos de marionetas para niños. Un humor ácido y llano. Valentía e inocencia bailan una y otra vez jurando no traicionarse en cada uno de tus movimientos.
Te recuerdo compartiendo. Te recuerdo organizando al galope los minutos pesados de los que atraviesan puentes sobre arenas movedizas. ¿Sabe alguien valorar quién eres? La mitología no supo cómo incluirte en sus historias pues agonizarían los dioses con tanta bondad. Una isla guanche, alísea y afortunada supo enamorarte. ¡Qué orgulloso conocerla contigo! Te surgió el amor al saber que la alquimia podría llegar a ser y estar.
Afortunado yo también por tenerte.



Dedicado a mi prima Isabel, la persona a quien más admiro en este mundo. Y ella lo sabe.

dijous, 6 de gener del 2011

Respira

Cierto el misterio de la vida,
cierto que se busca la respuesta
del desenamorado por callejones
desiertos con enormes acacias.

De buscarte, amor, quizá
te encontré cercano
mas no respiras el alma
que te ofrezco cada noche.

Mírame pues,
hasta que tus ojos suspiren.

dimecres, 5 de gener del 2011

Regalos para Claudio

Claudio estaba muy nervioso. Sabía que los tres Reyes Magos de Oriente iban a pasar por su casa. Había hecho balance y creía haberse portado muy bien ese año. Aún así, sabía que alguna vez se había enfadado con su padre porque no le dejaba jugar después de cenar tanto como le hubiese gustado. Creía que eso le restaría puntos y quizá no le trajesen el gatito negro que tantas veces había deseado. En realidad, era un regalo que daba por perdido porque sabía que los Reyes lo veían todo y no creía haber pasado el año con matrícula.
Las tres carrozas eran tan grandes que apenas había podido ver a los Reyes. La calle estaba llena de caramelos pisados y de pajes que se le acercaban a preguntarle repetidamente si se había portado bien.  Había tenido que mentir con una sonrisa nerviosa a todos y decir que sí mientras se abrazaba al cuello de su padre. No sabía por qué pero le daban miedo aquellas personas tan oscuras. Ahora se arrepentía de tres cosas: no había sonreído a los tres Reyes, había mentido a los pajes y se había interesado más en la bolsa de caramelos que su padre llevaba en la mano que en otra cosa. Habían cogido muchos más de lo que pensaba. De hecho, muchos habían sido un regalo de las vecinas que al verlo tan guapo le habían regalado algunos caramelos que guardaban para sus nietos.
Claudio volvió a repasar las trece cosas que había pedido en su carta. Su padre la había escrito pues él era todavía demasiado pequeño como para hacerlo. Eso sí, estaba muy orgulloso porque había firmado con dos colores: rojo y azul. Estaba seguro que no le traerían nada de lo que había pedido pero no quería perder la ilusión. Estaba dispuesto a lo que fuera por llegar a casa en aquél momento y resolver el enigma que tantos quebraderos de cabeza le había dado durante el día. Estaba algo enfadado con Santa Claus pues no le había traído nada. Al menos, le podría haber dejado algún detalle. Su padre decía que la crisis había llegado incluso para Santa. ¿Qué será una crisis? No tenía ni idea pero era una palabra que había escuchado decir más de una vez a los mayores durante todo el año.
Debajo del árbol de navidad no había nada. De repente sintió que sus ojos azules se llenaban de pequeñas y tímidas lágrimas. Era la primera vez que sentía lo que era la decepción. Su padre lo miró y le preguntó si tan mal se había portado. ¡Al menos podrían haberle traído carbón de azúcar para comer! Claudio no pudo reprimirse y explotó en lágrima viva.
Un maullido sonó debajo del largo tapete de la mesita del comedor. Una caja roja y azul parecía moverse. Su padre la cogió, se la puso a sus pies y Claudio pudo ver un gatito blanco asustado. No era el gato negro que había pedido pero al menos era un gato. Tan mal no se habría portado, pensó. Miró a su padre y rió con un alivio que contaminó de alegría la pequeña habitación.

dimarts, 4 de gener del 2011

Aprendiendo

El desprecio desaparece esta tarde
y mi café sabe mejor que otros días
y el azúcar sonríe mejor que sabe.

Mucho ruido.
Sigo buscando mariposas con alas
pero no encuentran las nuves el otoño.

Nada.
El olor griego quedó olvidado
entre una música blanca.
Es la nostalgia.

Yo no la escucho.
¿Tú sí?
Quizá deba esperar a la noche.
Somos búhos diurnos
aprendiendo a volar.

Imaginando

Entre las sábanas escuché al silencio.
Lo que es la vida,
aveces sabemos sonreír
cuando pretendemos llorar.

Dejaremos que las sábanas y el silencio
nos conviertan en un Peter Pan
por un instante.

¡Nos vemos en el país
de Nunca Jamás!

Habla la noche

Ya ha llegado
la noche,
con sus promesas,
sus caprichos.

Así es la vida, amigo,
una noche de fantasía
y propósitos encadenados.

Sólo algunos vuelan.

Figurando

Domingo de lluvia.
Pétalos que van cayendo
de una flor desenamorada.

Lamentos.
Suspiros de una mañana vulgar
y palabras que no cesan en repetir
el desaliento.

Busca el amor
este juglar sin público.

Los minutos

Sábado sin silencio.
La lejanía de un sueño
se pierde al despertar.

Llega una caricia;
es el viento.
Sólo él entiende.

Un suspiro.
No sé rendirme.

Mi guarida

Viajo hacia el adulterado camino
de un hogar monótono.
La lluvia me echa a gritos perfectos
y yo, como siempre, buscando amor,
aprendo a rendirme y huyo.

¿Qué sería de mí sin la soledad?

dilluns, 3 de gener del 2011

Con optimismo


Dicen que no debemos decir nunca. Dicen que es una palabra fea, demasiado tajante y sin entusiasmo. La palabra nunca entiende de secretos, de sentimientos, de orquídeas sin espinas y sin quejas. Sabe vivir quizás en algunos ignorantes pero no sobrevive en el fondo de los caminos más cruzados por los días abiertos. Además, no olvidemos que dejar de ser ciego no implica dejar de sentir la poca sabiduría del vino nuevo. Lloramos, y cada vez que lo hacemos apagamos unas velas para encender otras de nuevo mientras los que agonizan por querer ver despiertan a los que sueñan por querer ser invisibles.

Un artista no es quien cree serlo sino el que sabe sentirlo. Mirarse al espejo y enrojecer, cuando las balas de una moneda vieja se convierten en colores vivos que vuelan en la tienda de juguetes del que imagina. Como el músico, el arte quiere ser respirado mientras recitan los acordes unos poemas manchados. La lejanía del que quiere ser escuchado y no saber lo que es el aplauso. El valor del artista camina más allá de la palabra nunca. Es un café salpicado en una almohada llena de carmín verde y unos mocasines que saben mucho del fracaso de los que se creen perdedores.

Sentir y luego respirar en cada movimiento de las páginas de nuestra monotonía. Una bonita melodía dadaísta en las palabras que se escapan como pucheros de un niño que no entiende de sabiduría. Sentir el arte y no entender del nunca; el sentir deja sitiado a los que no saben quemar miradas en la peregrinación de lo absurdo. Sentir el arte y desengañarse de las palabras que se encarcelan en un cuchitril asustado ante la inmensidad de los que creen saber tanto y no dicen nada.

Sentir que más allá del puto verbo existe la imagen rechazada por la misma mezquindad de una puerta que no sabe abrirse. No hay que llorar de asco pero sí de miseria introspectiva. El arte frente al que cree ser arte como alcohol emborrachando al sumun de la desfachatez. He creído en la frase y la oración como hermanas de la abundancia pero hoy, como gracias a los libros que no escribo.