Se violaron las reglas de la venganza,
lloraron los zagales
y gritaron en silencio los sollozos.
Viajaron seis segundos en el tiempo,
bajaron y subieron pedregadas de espiral
y se contagió la tullida desolación.
Mis raíces y mi historia
no supieron entender seis despechos
y cayeron los templos en la huerta
entre arenas movedizas.
Junto al desvarío mi silencio.
Solo sé que sentí mi sangre helarse
cuando te ningunearon los segundos.