La belleza de las cosas no se ve, se siente. Al
sentirlas aunque de forma efímera, nos rendimos satisfechos de haber podido apreciar
o vivir un momento único que puede llegar a repetirse. La disponibilidad y la
fuerza de voluntad son muy importantes. El amor es la fuerza
de este mundo, de este planeta, de este universo, de este infinito que nos
acaricia pasando desapercibido para la mayoría – lamentablemente.
Hay tantos tipos de amor...el amor de un beso en
boca de dos personas que se quieren el uno al otro, el de una canción de buenas
noches, el amor de dos amigos en una conversación sobre la vida, el de una
mirada y una sonrisa que pretenden hacer más feliz la inseguridad del que se
siente desolado.
Ya nos pasamos la mayoría de nuestra existencia
quejándonos de los problemas. ¿Por qué no dedicar suspiros a
pensar en el amor? No hace falta tomarlo como connotación sensual, sexual o
erótica sino como algo más allá de lo material de la palabra, como algo bello.
¿Te has preguntado por qué hay personas que cuando se saludan se besan rozando
la cara pero sin hacer el gesto del beso? Yo me lo he preguntado muchas veces.
Creo que no estamos acostumbrados a enseñarnos. Vivimos escondiendo nuestro yo
real en una coraza que más que protejernos nos aleja de la verdadera esencia de
la vida: el sentirse bien.
El hablar con alguien y rozar el hombro con
gesto de amabilidad para romper la distancia que se crea, poder sonreír a
alguien que entra en una habitación con la cabeza baja y con un saludo sordo;
saber escuchar a quien explica mientras se es consciente de su necesidad de desahogar palabras en silencios del que mira y no responde,...
.
¿Te has quedado con ganas de abrazar alguna vez?
Cuando nos despedimos sería tan bonito abrazar a las personas...sobretodo si
sentimos la necesidad de hacerlo. Lo triste es que la gente confunde el abrazo
con lo que la sociedad determina. Un abrazo de amor, de respeto, de desear que
esa persona tenga un buen día, tocarle y sentir que sabe responderte con
respeto.
Deberíamos ser amor de los pies a la cabeza.
Deberíamos ser más incondicionales. Deberíamos dejar de utilizar el verbo deber
y transformarlo en “hacer”. Ser más comprensivos con uno mismo y con los
demás, ser más bueno para con los que te rodean y ser amor durante toda la
semana, todo el mes, toda la vida.
La gente suele ruborizarse y confundir los
sentimientos. Amar no es sólo un acto de unión entre dos personas que pretenden
compartir una vida. Amar es una sonrisa, un “lo has hecho muy bien”, un “me
gusta” en tus redes sociales, un “gracias por todo” en el momento adecuado. La felicidad la encontramos incluso en la oscuridad. Lo que para ti es el fin del mundo para mí puede ser amor. Pregúntame y no tengas miedo.
Dejemos a un lado las pretensiones deshonestas y
busquemos dentro nuestro la verdad. Amemos, toquemos, sonriamos, mostrémonos,
respetemos, escuchemos, entendamos, compartamos. Dejemos de cerrar los ojos
para soñar y abramos los puntos del amor para sentir.
Edu (25/06/12)