dimarts, 9 de juliol del 2019
divendres, 10 de maig del 2019
La madurez no existe
Suelo
preguntarme cuál es la verdad de la palabra madurez. Dejando a un
lado lo que el diccionario pueda aportarnos respecto a la esencia
del significado de la palabra, podemos llegar a la conclusión de que
el hecho de ser maduro es un acto subjetivo. Cada persona decide los
límites y las formas de valorar si es o no madura de per se o si lo
son los demás. Preguntarse a uno mismo si ha alcanzado la madurez
plena puede llegar a generar millones de preguntas que surjan a la
hora de buscar una sóla respuesta. Es por ello que la verdad
absoluta como tal no existe o en su defecto, no debería existir. De
todos modos la libertad de la duda siempre estará presente en el
raciocinio del ser humano.
¿Qué
es ser maduro? Quizá seguir unos cánones establecidos pero no
escritos por una sociedad exigente y ambiciosa pueda darnos una
respuesta inequívoca, una trampa donde muchos caen todavía a día
de hoy. Nacer, evolucionar, ser autómata y empático a la vez,
formarte académicamente, encontrar un trabajo que te aporte
estabilidad económica para substistir sin depender de los demás,
volar, encontrar a tu media naranja, casarte, tener hijos, jubilarte
y volver de nuevo a la niñez antes de cerrar definitivamente el
círculo vital. ¿Qué ocurre cuando una persona de forma conciente
decide romper con esa espiral?
Muchos
son los que siguen viviendo con sus padres a pesar de haber llegado a
edades en las que por herencia de lo que se considera socialmente
correcto, deberían haber salido del nido, haber volado muy alto para
sentirse libres y por ende, maduros. Ser tan radical puede llevarnos a
pensar que quizá lo que se cree correcto no lo sea tanto. Existe la
flexibilidad, en tanto en cuanto podamos disfrutar de su conciencia
pura. ¿Ser flexible no entraría dentro de la marudez? Radicalizar
argumentos puede llevar a la infelicidad emocional.
Repasar
una y otra vez el concepto de madurez ya es un acto inmaduro. Vivir
respetando el presente y dejarse llevar por el río de la vida es la
opción más acertada. Libros de autoestima, consejos dados cuando no
son pedidos, resistirse al hecho de asimilar el movimiento de los
días, aceptarse tal y como uno es...hay mil y un métodos que pueden
servir de ayuda aunque sea a corto plazo. No saber manejarse bien en
algo cuando un número considerable de personas mueven los hilos con
sutileza y agilidad no tiene porqué llevarte a la fustración y a la
inmadurez. Todos poseemos un regalo valioso e irremplazable: el alma.
La
madurez no existe para mí. A nivel personal y después de una vida
entera luchando por encontrar una somera explicación aclaratoria sin
éxito alguno, la decisión es finalmente personal. No hay verdades
absolutas, sólo la flexibilidad del pensamiento subjetivo. No deseo
una perspectiva objetiva sin haber sido trabajada de modo intrínseco
previamente. Quizá una introspección analítica de vez en cuando
nos ayudaría a ser más felices con lo que somos.
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