Desgranar el
momento y darse cuenta de la singularidad en la espera. No queda duda de que
tras el paso de una maldita fragancia de calor intenso, se deshacen los filamentos
entre bastidores que ocultan los pasos en una artística verosimilitud. Acariciar los diretes de una fregadera cuando en
la búsqueda de la libertad se convierten las cortesanas en pura historia.
Un fracasado
perseguido por la premonición. De la brusquedad del vacío a la sobriedad de la
mirra navideña. En la cima no aparecen las semanas de sendas guaridas cristianas
y como en la noche al crisparse sin la nieve, explota la vergüenza en palabras que
berrean los años escondidos.
Fumar cigarrillos
con lejía para saborear la sequedad del inhalador caducado entre colillas
y alcohol medio desaliñado.