Partiría mi alma en pedazos
y los arrojaría a los molinos.
¡Se engañarían entre el murmullo!
No llego a pie
donde los recelos llegan.
Bromearé entre las cortinas
buscando la margarita deshojada.
Oleré el trigo que arrojo al mar
entre prisas y lágrimas de cristal.
Tenerte a mi lado no existe,
vivo loco pensando en lo que no sé.
Hay un pozo en el que respiro
y no ceso en salir de una nube sin agua.
Peino mi vida esta tarde
con un cepillo medio suspirado.