dissabte, 1 de gener del 2011

Desgarrando un vacío


Neus era una mujer de costumbres. En realidad, sentía que no le quedaba otro remedio. No encontraba sustento para hacer otras cosas. Eran las cinco de la tarde y como cada lunes, miércoles y sábado había llegado la hora de vestirse con su falda larga conjuntada con su camisa de poliéster y una chaqueta no muy gruesa pues diciembre estaba siendo menos frío de lo normal. De todas formas, ella siempre se sentía destemplada. Frente al espejo se retocó con sus manos temblorosas los labios y con el mismo peine que utilizaba todas las tardes coqueteó frente a su imagen. Le gustaba peinarse hacia atrás pasando el cepillo cuatro veces e intentaba disimular un poco los rizos que se resistían a desaparecer. Nunca le habían parecido atractivas las mujeres que llevaban rizos. Para seguir con el protocolo que ella misma se había marcado, se echó una gota del mismo perfume que había utilizado durante más de diez años. Le recordaba al olor que su madre desprendía al ponerse el perfume que tanto le gustaba a su padre. El recuerdo de ellos pintaba de agua alguna de sus horas todos los meses. De hecho un gran cuadro en blanco y negro colgado en el comedor presenciaba los acontecimientos vacíos cuando se pasaba los minutos mirando fijamente la pared blanca mientras intentaba dejar volar su imaginación sin conseguirlo. Para no perder la costumbre, se sentó en su silla favorita, la que todavía guardaba el mismo color que tenía cuando la compraron para celebrar sus dieciocho años. Habían pasado no muchas cosas desde entonces, todo sea dicho, en su vida. Neus era una mujer de setenta años cuyo café sabía como de costumbre pero un poco más dulce esa tarde pues se le había escapado un poco la mano con el azúcar. Antes de irse, apagó su cigarro, se miró fijamente en el espejo del recibidor y con su monedero bajo la axila derecha cerró la puerta y la santiguó tres veces. Por un momento, se recordó a sí misma haciendo lo mismo con su madre en tiempos de guerra.
Tantos colores bailando llenaban de vida el vacío que los días dejaban sin rastro en su cara pálida sin arrugas. Como de costumbre se sentó en la misma mesa, en la misma silla y mientras encendía su cigarro pidió tres cartones que tuvieran el número noventa. Aquella tarde la sala estaba más vacía de lo normal cosa que le molestó pues no le gustaba pensar que podía ser ella quien ganase y tuviera que decir bingo en voz alta. Estaba acostumbrada a gastarse sus cuarenta euros sin apenas mover la boca más allá de pedir cartones nuevos y fumarse otro cigarrillo. Siempre había fumado negro, como lo habían hecho sus padres en momentos especiales. No podía fumar más de nueve pues a partir del décimo cabía la posibilidad de que la mala suerte la visitara y ganase el cartón y menos cigarros podrían surgir el mismo efecto. Le encantaba el olor de los cartones recién estrenados, le recordaban a los libros que la mejor amiga de su madre le prestaba cuando era pequeña y antes de ponerlos directamente en la mesa solía olerlos tres veces y darles tres besos mientras pestañeaba tres veces, como lo hizo su padre el día que murió postrado en su cama. Mientras las bolas se movían en la jaula ella intentaba buscar la posición correcta de la silla para que su falda quedase lo más lisa posible intentándolo así una y otra vez hasta que se gastase todo el dinero. Era más que un ritual, una especie de respiración con aire contaminado del que no se puede escapar. Como de costumbre, sentía un alivio enorme cuando escuchaba a los demás cantar línea o bingo y como el miedo de una niña que debe hacer una presentación en clase por sorpresa de un tema al que no está acostumbrada, notaba el cosquilleo en el estómago si nadie decía nada y ella continuaba tachando números.
Jamás había cantado nada y aquél día no iba a ocurrir nada fuera de lo normal. No entendía el por qué de esa especie de extenuación a la que ella misma se sometía cada vez que entraba en aquella habitación de colores y gente moviéndose de forma impulsiva de un lado a otro. En realidad no le gustaba pero le llenaba un vacío que ni ella misma sabía cuál era. Salió a la calle, respiró profundamente y subió con el ascensor, como de costumbre, para no toparse con nadie. Santiguó tres veces la puerta de casa con el dedo pulgar y al cerrar se sentó por instinto en el sofá viejo como su rutina. Aquella tarde había pasado quince minutos más que el lunes anterior en la sala de juego. Sin saber muy bien por qué sintió una tímida satisfacción. Sentada y con la misma ropa que había utilizado para salir miró erguida fijamente la pared blanca y encendió otro cigarro mientras dejaba dos más en la mesita que tenía al lado. Se sentía algo inquieta mas como de costumbre, sin saber por qué, se quedó allí en silencio hasta que el humo desapareció de sus dedos.
Neus sabía que su soledad era un capricho de su forma de ser. Había soñado muchas veces con encontrar a alguien parecido a ella pero jamás se había atrevido a dar el paso. A los diecisiete años ya sabía que sería soltera toda la vida. En la soledad de aquella habitación decidió desnudarse poco a poco y dejó la ropa en el sofá y sin saber el por qué se tumbó encima de los cojines ostentosos y las prendas que había dejado caer. Sin saber con certeza lo que estaba haciendo cerró los ojos y con la luz encendida pudo, por primera vez, imaginar.
Afuera, la gente se quejaba del frío que en tan pocas horas había empezado a pasearse por las calles de Barcelona.

4 comentaris:

  1. No puc dir gaire cosa més a part de que m'ha agradat moltíssim, Edd. És un relat que no explica res, però que és capaç de transmetre aquell buit d'algú que no té a ningú, que està sola en la seva monotonia.

    Doncs res, que m'ha encantat i que ja estic esperant el pròxim! :D

    Un petó, teacher! :)

    Maria :)

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  2. no conocía esta faceta tuya de relatador de historias.... me gusta me gusta.. me vas a tener entretenida..

    escriben muy requetebien, que lo sepas

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  3. Ei Ed!!
    Molt guay el relat!!!!
    Mooolta sort en la faceta de escriptor!!!
    Ens veiem aviat!!!

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  4. Moltes gràcies a tots! :)
    ¡Muchas gracias a todos! :)

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